Los caballos forman parte de la familia de los équidos, y se encuentran dentro del orden de los perisodáctilos. Es un mamífero, principalmente herbívoro, que utiliza todos sus sentidos para llevar a cabo la comprensión de la información que le es proporcionada, ya sea por la naturaleza o por el hombre.
Sus sentidos de audición y de olfato son asombrosos, pero no lo es tanto su visión, ya que al poseer escasa bifocalidad es muy fácil asustarlo con movimientos inesperados y con sombras.
Clasificaciones:
A través de los siglos las razas se han ido mezclando, pudiéndose encontrar en la actualidad diversos tipos de clasificación de este extraordinario animal.
Según la dimensión del equino, existen caballos pesados, ligeros y los miniatura. Los que se denominan pesados se encuentran arriba de los seiscientos cincuenta kilos y generalmente presentan líneas fuertes y algo toscas; el ejemplo más conocido es el caballo “de tiro”, el que es muy utilizado en el campo.
Los caballos ligeros se clasifican bajo los seiscientos cincuenta kilos y cuentan con líneas estilizadas y bien proporcionadas. Son utilizados para “la monta” (salto, carreras de espectáculos y paseos).
Los caballos conocidos comúnmente como ponys corresponden al grupo de los equinos miniatura, que poseen líneas cortas. Las razas más conocidas son los Shetland y los Falabella.
Existe otra clasificación por tipo de sangre, la que puede ser fría, caliente tibia.
Los primeros son de temperamento muy tranquilo, destacando en este lote las razas como el Percherón y el Clydesdale.
Los caballos de sangre caliente están siempre alerta y son muy nerviosos. En este grupo aparecen nuestros queridos caballos de las razas Árabe y la Pura Sangre Inglés, estos últimos, los que aplaudimos cada sábado y jueves por medio en nuestras canchas.
Los de sangre tibia son producto de una mezcla de razas y se caracterizan por su extraordinaria tranquilidad y docilidad, pero sin perder en absoluto su agilidad y ligereza. Aquí encontramos razas alemanas como el Hanoveriano, el Westfaliano y el Trakener.
EL color del pelaje es otro distintivo de su origen.
Los seis colores básicos de los cuáles derivan los demás, son los que deben ser conocidos para poder distinguir los grandes grupos de pelajes.
Éstos son:
Negro
Tordillo (Capas blancas)
Alazán (Capas anaranjadas)
Mulato (Café oscuro sin alcanzar a ser negro)
Colorado (Color café pero con extremidades, tusa y cola negras)
Rosillo (Capas grises)
Más allá de su raza, pelaje o peso físico el caballo siempre ha sido identificado como un animal fuerte, noble, de extraordinaria energía y valor. Desde la antigüedad ha sido fiel compañero del hombre en la guerra, en el campo, en el tiraje de maquinaria pesada, ha sido utilizado como medio de transporte etc. Son capaces de percibir el estado de ánimo de su jinete y se convierten en un espejo de la persona que los monta. También perciben la timidez, el miedo o la confianza que hay depositada en ellos.
Muchos humanos logran compenetrarse intensamente con este animal, y en nuestro deporte, tanto el cuidador, como el preparador logran quererlo como un amigo, mientras que para el propietario se transforma en muchos casos, en un miembro más de la familia, siendo la victoria del ejemplar un momento lleno de magia y emoción.
Nuestro caballo:
El Pura Sangre es el que nos deleita cada sábado en nuestra cancha con su resistencia, potencia y entrega. Son criados y entrenados para desarrollarse en diferentes actividades deportivas, siendo las más comunes la equitación, el polo y las carreras de caballos, y decimos esto precisamente porque las características de los caballos Pura Sangre suelen adaptarse precisamente a las funciones que deben cumplir.
Las principales características de esta raza son su velocidad y resistencia. La mayoría de los criaderos de caballos (o Haras) que trata con estos tipos de animales suelen distinguirse precisamente por los ejemplares que proponen a la hora de competir, lo que genera el fanatismo de ciertos compradores por seguir una línea sanguínea en particular o un estilo de crianza definido.
Las edades del caballo:
Su mayor desarrollo es adquirido a la edad de cuatro años y su esperanza de vida varía entre los veinticinco y los treinta años, pudiendo extenderse pero no demasiado. El caballo más viejo que recuerda la historia fue OLD BILLY, nacido en Inglaterra en 1760 y que durante su vida arrastró barcazas por los canales del condado de Lancashire.”Old Billy was said to look like a big horse.” Se dice que pertenecía a la raza Shire. “He was black with a white blaze. On the 27th of November 1822 Billy died.” Los archivos comentan que murió a los sesenta y dos años (62).
En la actividad hípica los caballos cumplen un año de vida según el hemisferio en el cual nacen. En Chile el caballo de carrera cumple un año de vida cada 1 de julio.
Considerando este antecedente podemos separar las edades del caballo en potrillos o potrancas y caballos mayores, siendo la edad diferenciadora los 3 años. En ese momento se completa el proceso selectivo chileno, se disputan las grandes carreras que convertirán en campeón al animal; luego de cumplir 3 años debe buscar su lugar, ya como caballo mayor, en las competencias comunes de nuestra programación (separadas según la escala del hándicap) o en clásicos de menor rango en la escala de premios.
La longevidad de un caballo sano depende en gran medida de los cuidados que recibe y del trabajo que desarrolla. A los 7 años aún hay muchos Pura Sangre dando espectáculo en nuestra cancha, manteniéndose en un buen nivel competitivo, pero más propensos a los dolores y complicaciones musculares, por lo que su vida útil en la pista podría extenderse con suerte hasta los 10 años. Sin embargo, hay excepciones como los recordados Demostrado, Argón, Reginald, Valladolid, Banderillero, Roe y tantos otros nobles que dieron alegría a sus equipos hasta los 14 ó 15 años de edad, lo que le reportó a cada uno de sus propietarios más de 25 fotografías en el círculo de ganadores.