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El Entrenamiento | Hipódromo Chile


El caballo de carreras es un atleta. Por eso es que su anatomía, su fisiología, su carácter, sus hábitos y lesiones van dando una pauta de cuál es el entrenamiento más adecuado y cuán productivo será su paso por las canchas de nuestro hipódromo. No hay fórmulas pero sí una ruta trazada desde que el potrillo o potranca llega del Haras al corral y empieza a mostrar su adiestramiento para correr y ganar.

El entrenamiento se define como el método mediante el cual se prepara a un animal para realizar un esfuerzo determinado. El objetivo es conseguir que desarrolle su mayor velocidad y capacidad intentando cubrir una distancia en el menor tiempo posible y sin sufrir lesiones.

Hay múltiples factores que inciden en qué tipo de entrenamiento tendrá un caballo. Esto es determinado por el preparador cuando el caballo llega a su cuidado.

En la mayoría de los entrenamientos se busca que el caballo establezca una marca según la distancia que va a cubrir, la que será controlada por un cronómetro que se acciona cuando el ejemplar pasa por los postes que indican las distintas distancias en las canchas de entrenamientos. En nuestro Hipódromo cada preparador se preocupa de ese control, aunque también existen los cronometradores oficiales del Hipódromo, los que deben estar atentos a cada animal y a cada tiempo que se marca, pues este informe se publicará e irá a la página web diariamente.

Para los caballos más viejos y que corren más de una carrera por semana, los cotejos marcando tiempo no siempre son necesarios y bastará una mantención a base de galopes. Para los caballos de mejor calidad o que están corriendo carreras clásicas, su planificación es mayor porque hay mayor intervalo de tiempo entre una carrera y otra, lo que obliga al preparador a cotejar distancias para ir poniéndolo en forma.

Tipos de Cotejos

En el lenguaje hípico un “cotejo” es un apronte, una preparación en una distancia determinada para una carrera que ya se tiene en vista. Se controlan los tiempos de un cotejo con un cronómetro.

En Chile, generalmente, el caballo coteja la distancia que va a correr una semana antes de la carrera, y cuándo faltan 4 días se “intensiona” su velocidad con una “Partida” o con un cotejo de 500 ó 600 metros exigiéndolo al máximo.

Partida: son ejercicios que se desarrollan a ritmo de carrera porque el caballo sale desde el partidor y en compañía de otros competidores. En Chile generalmente son de 400 metros. Son extenuantes ya que buscan afinar la velocidad.

Cotejar la distancia: ya hablamos de un trabajo riguroso en donde el caballo cubrirá la misma distancia que correrá en su próxima presentación. Este tipo de cotejo sirve de test y se pueden comparar tiempos anteriores para ver cuál ha sido el progreso.

Galope suave: es una especie de trote pero al ritmo del ejemplar. Los caballos viejos o los que corren más de una carrera por semana no necesitan cotejar, pero sí utilizan este tipo de galope para mantener su estado físico. Entre el galope normal y el largo la diferencia está en la velocidad, el uso del cronómetro nos hará comprender la velocidad que lleva el animal.

El entrenamiento del caballo depende totalmente del estilo que tenga su preparador, por lo mismo, los cotejos son más bien orientativos y siempre estarán expuestos a variaciones individuales o por factores externos. La hora del cotejo tiene importancia pues no es lo mismo aprontar a primera hora, cuando recién se ha pasado la rastra, que después de que hayan trabajado por ella doscientos caballos. También influirá mucho en el crono final que marcará el caballo si la pista está barrosa por efecto de la lluvia.

El proceso de Amansa

Es fundamental y determinará muchos miedos y comportamientos en la vida futura del animal. Para este trabajo el preparador se apoya con amansadores de su confianza, los que en general son cuidadores muy experimentados y de una corpulencia física adecuada para dominar a un animal de más de 400 kilos y que enfrentará este desafío con mucho temor.

El caballo de carreras tiene sus primeros contactos con un entrenamiento fuerte y exigente cuando llega a vivir a los corrales del Hipódromo; en los Haras sólo ha tenido un breve acercamiento con las curvas, lo que no significa que esté amansado.

La amansa del caballo dura aproximadamente dos meses y comienza en un sector que los hipódromos habilitan para este trabajo y que se conoce popularmente como “La Estaca” o “picadero”. Es una media luna arenada donde llegan los potrillos nuevos y donde el amansador, acompañado del caballo “de tiro”, le enseñan a tomar las curvas, a reconocer sonidos que le indicarán cuándo debe acelerar o cuándo debe bajar su velocidad y se le enseña que deberá aceptar el ser montado y guiado por una persona. Cuando la amansa está avanzada y el potrillo se ha entregado un poco más se le pone la silla o montura y empieza a familiarizarse con la huasca y otros elementos que serán parte de su vida como competidor.

Cuando concluye la amansa, el amansador es quién mejor puede comunicarle al preparador qué clase de caballo tiene. Esta información es fundamental para que el entrenador vaya trazando los primeros entrenamientos exigentes para el potrillo, los que partirán con suaves galopes en silla, generalmente de 500 metros; es ahí donde el mismo animal va a ir dando una pauta si puede seguir avanzando más rápido o si hay que esperarlo más tiempo.

Las Herraduras

Son los “zapatos” del caballo. Habitualmente usan herraduras de fierro pero, por reglamento, deben correr con herraduras de aluminio. Tienen forma de “U” y están hechas de hierro, caucho, y otros materiales; éstas se clavan en el borde del casco del caballo. Antiguamente el herrador era todo un personaje dentro de la hípica y heredaba este oficio a sus hijos, sin embargo, ahora es común que las herraduras se importen ya fabricadas desde el extranjero.

De todas maneras, el herrador es el único que tiene la pericia para clavar las herraduras sin lastimar al animal, por lo que su labor aún es muy necesaria.

Los caballos que corren más de una carrea por semana no necesitan que se les cambien las herraduras de aluminio para no someterlo al stress de un herraje, pero los caballos clasiqueros o que corren una vez por mes suelen andar con herraduras de fierro hasta el día anterior a la competencia, donde se le cambian por herraduras reglamentarias de aluminio.

¿DÓNDE VIVEN LOS CABALLOS?

Viven en los corrales de los hipódromos, en donde cada preparador aloja a los caballos que pertenecen a los propietarios que le han depositado su confianza.

En el Hipódromo Chile existen 85 corrales repartidos entre 55.preparadores y que en total suman una masa caballar de aproximadamente 1150 animales, número que varía año a año.

Los corrales tienen pesebreras, que es donde físicamente se aloja al caballo. Allí tiene su “cama”, generalmente de viruta o paja, su comedero y bebedero. El cuidado está a cargo de mantener limpio este lugar y de suministrarle los componentes de la dieta: alfalfa seca, alfalfa verde, avena , pellets y zanahorias. Esto se complementa con dosis de vitaminas y calcio, las que pueden ir mezcladas en la comida o bien suministradas por vía oral.

El caballo de carreras come 3 a 4 veces al día hasta completar una ración de 12 a 14 kilos diarios. Toman mucha agua y caminan por las tardes para ayudar a su digestión, de lo contrario pueden sufrir cólicos, un cuadro muy común en este tipo de caballos.

Mandiles de colores

Son prendas de tela donde va pintado el número que le corresponde al caballo en cada carrera. Este mandil se acomoda sobre la montura del animal, y el jinete va sentado sobre él.

Durante muchos años los mandiles fueron todos de un solo color. Sin embargo, cuando el Hipódromo Chile comenzó a transmitir sus carreras a Estados Unidos, se decidió asignarle un color distinto a cada número, adoptando los mismos colores que se utilizan en ese país.

Los distintos colores de mandil permiten una mejor visualización del caballo por parte del público y también, del relator de la carrera.